1. Falacia del espantapájaros
a. Historias sobre la falacia del espantapájaros
- Ridiculización de Darwin
La teoría de la selección natural de Darwin constituye, sin lugar a dudas, un cambio de rumbo de la biología: las especies de seres vivos están emparentadas y son el resultado de procesos evolutivos. La idea, expuesta por Darwin en "Origen de las especies", abrió un duro enfrentamiento entre ciencia y religión. En esa obra Darwin no se ocupó del origen del ser humano. No obstante, comenzó a decirse que "el hombre viene del mono". A Darwin se le ridiculizó en extremo, hasta llegar a hacer caricaturas suyas en las que se le mostraba como un mono peludo. Posteriormente, en El origen del hombre, Darwin planteó la hipótesis de que humanos y simios descienden de progenitores comunes, no unos de otros.
En un debate entre el obispo Wilberforce, contrario al evolucionismo, y un defensor de las ideas de Darwin, T.H. Huxley, Wilberforce le pregunto a Huxley si prefería descender de un simio por parte de abuelo o de abuela. Parte del auditorio pidió entonces que contestara T.H. Huxley; éste indicó que cuando los evolucionistas hablan de ascendencia lo hacen teniendo en la mente la herencia a través de miles de generaciones, y no unas pocas generaciones. Lo cual suponía que se había malinterpretado y ridiculizado la teoría darwinista con el fin de rechazarla (falacia del espantapájaros) y luego dijo: "Por lo que a mí respecta, no se me habría ocurrido presentar un asunto de esta naturaleza como motivo de mi discusión, pero si se me plantea la pregunta de si preferiría tener como abuelo a un miserable simio o a un hombre altamente dotado por la naturaleza y poseedor de grandes medios e influencias que utiliza para introducir la ridiculización en un debate científico serio, afirmaría sin dudar mi preferencia por el simio".
La incomprensión es el pan nuestro de cada día entre los que se dedican al pensamiento. Ya lo dijo Borges: "la filosofía no es otra cosa que la imperfecta discusión (cuando no el monólogo solitario) de algunos centenares, o millares, de hombres perplejos, distantes en el tiempo y en el idioma". Aunque resulte extraño, X y yo nos llevamos francamente bien en nuestra correspondencia privada, pero en esta controversia, X, no tengo más remedio que des-apearte el tratamiento, y te diré: Usted, señor X, tiró la primera piedra incomprendiendo mi libro. Luego yo incomprendí su artículo. Usted incomprendió a su vez mi réplica, y aquí estoy dispuesto —conste no obstante que buena voluntad no me falta— a incomprender su contrarréplica. Después le llegará el turno de incomprenderme y así hasta que nos cansemos. ¡Bienvenido a la Torre de Babel!1
b. Definición
Un espantapájaros es un hombre de paja que se pone en los campos para asustar a los pájaros y ahuyentarlos. No es un ser humano de carne y hueso, de los de verdad, sino algo que se le parece. No es una copia exacta, es solo una caricatura de un ser humano.
En la antigüedad, sin embargo, los hombres de paja o espantapájaros se utilizaban también para entrenar a los soldados en la lucha. Así no se enfrentaba a los soldados a un peligro real, sino a algo menos peligroso y más fácil de derrotar. Es lo que, en el boxeo, es un "sparring", que es muy útil para entrenar a un boxeador, pero se convierte en tongo cuando ocurre en el día de la pelea (pagar a un “paquete” para que se deje ganar).
De modo similar, lo que ocurre en la falacia del espantapájaros es que en lugar de criticar exactamente lo que ha dicho nuestro oponente, atacamos una versión más simple, deformada o caricaturizada de lo que realmente ha dicho. Esta versión más simple resulta así más fácil de criticar, con lo cual podemos ser más fácilmente ganadores del debate. Ahora bien, nuestra victoria no tiene el mismo mérito que si nos hubiésemos enfrentado al argumento realmente defendido por nuestro contrincante.
Esto ocurre porque a veces no se escucha bien al oponente, o no se interpreta bien lo que dice o, simplemente, porque se le deforma para tener una versión más fácil de derrotar. Ahora bien, más importante que vencer al contrincante es que prevalezca la verdad.
- Ejemplo:
A: "Debe prohibirse el uso de la energía nuclear, pues es una industria que produce residuos contaminantes, que seguirán afectando durante miles de años".
B: "Si le hacemos caso, esto sería como un retorno a las cavernas. Si no hay suficiente energía en el país tendríamos que paralizar industrias o dejar de usar el aire acondicionado en verano, ¿no le parece a usted?"
B ridiculiza el argumento de A. Que A se oponga al uso de la energía nuclear no le convierte en un partidario de "retornar a las cavernas", es decir, en alguien que se opone al progreso tecnológico.
- Otro ejemplo
A: "En la situación de crisis que atraviesa nuestro país no podemos permitirnos el lujo de mantener el gasto militar; ese dinero se podría invertir en otras cosas más necesarias: en la educación, en la sanidad o en la ayuda a los parados"
B: "Veo que usted es partidario de que nuestro país paralice su defensa y pueda ser amenazado por sus enemigos. Si se desarma entonces será más vulnerable"
B malinterpreta a A. Limitar el gasto de defensa no es ni paralizar la defensa ni desarmarlo.
Medicina contra esta falacia: Muestra que tus palabras han sido erróneamente interpretadas, o que se ha simplificado excesivamente tu punto de vista, o que se han caricaturizado tus argumentos. Es decir, muestra que tu contrincante ha atacado un espantapájaros: ha vencido al "argumento de paja" más que al argumento que habías presentado.
c. Frases para seguir reflexionando… el recurso a la ironía:
1. Tomado de Juan Arana: "De la incomprensión en Filosofía", THÉMATA. REVISTA DE FILOSOFÍA. Núm. 40, 2008. Con modificaciones.