Aprender a Debatir

06. Apelar y contradecir a la autoridad

6.A. Introducción

El efecto halo, el marketing y Aristóteles

El efecto halo consiste en la realización de una generalización errónea: a partir de una característica positiva (o negativa) de una persona consideramos que el resto de sus características también han de ser positivas (o negativas). Este fenómeno lo descubrió el psicólogo Edward L. Thorndike, a partir de sus investigaciones con el ejército, cuando observó que los oficiales atribuían características positivas a sus superiores una vez que habían descubierto una cualidad positiva. Y, por el contrario, valoraban con características negativas a sus superiores cuando veían alguna cualidad negativa en ellos.

Foto de Cristiano Ronaldo durante un partido de fútbolEl efecto halo se manifiesta en la vida cotidiana. Así, por ejemplo, si alguien tiene belleza física entonces existe la tendencia a atribuirle otra serie de características positivas sin haber comprobado si las tiene o no, como que es una persona inteligente, seductora, agradable, etc... También tendemos a categorizar a las personas según su profesión (médico, albañil, empresario, etc.). Este fenómeno es aprovechado mucho en la publicidad, con la finalidad de mejorar la imagen de algunos productos favoreciendo su posición en el mercado. Así, es habitual que se contrate a ídolos del deporte o del mundo del cine para promocionar ciertos productos ("El mejor portero del mundo tiene un coche de la marca X", "El número uno del tenis mundial recomienda los seguros Y", "La estrella de cine prefiere tomar café de la marca Z" etc.). En la política también se usa el efecto halo: si un líder tiene alguna característica por la que resulta atractivo, entonces la gente tenderá a pensar que su política también lo es, por lo que tendrá más votantes.

Este efecto puede darse también en el mundo intelectual1, al considerar que los intelectuales o científicos tienen credibilidad en sus opiniones incluso en materias en las cuales no son expertos. Este es el caso de Aristóteles, filósofo y científico griego de la antigüedad, a lo largo de la Edad Media y el Renacimiento. En esta época existía una gran veneración por las obras de Aristóteles, y sus opiniones sobre diferentes temas eran utilizadas en numerosos debates intelectuales. Como ejemplo2 referirnos al filósofo italiano renacentista Pietro Pomponazzi, seguidor del pensamiento aristotélico, quien señalaba, apoyándose en Aristóteles, que no podía probar la existencia de demonios o ángeles para explicar fenómenos inexplicables o milagrosos. "Y como personas como nosotros no podemos, en temas de ciencia natural, compararnos a Aristóteles y a los hombres mencionados, hay una gran razón para creer que estos fenómenos no prueban eficazmente la existencia de demonios y ángeles". De hecho, se acuño una expresión para zanjar las discusiones acudiendo al pensamiento del maestro: “MAGISTER DIXIT”.

La infalibilidad del Papa

Uno de los casos más llamativos de respeto a la autoridad se da en las religiones, de forma muy especial en el catolicismo: la Iglesia Católica reunida en el Concilio Vaticano I de 1869 proclamó solemnemente la infalibilidad del Papa (se supone que con efectos retroactivos, no sólo para los siguientes Papas). De manera que el Sumo Pontífice, cuando habla desde su posición de pastor y maestro supremo de todos los fieles (lo que se denomina hablar ex-cathedra) acerca de las doctrinas de la fe, sus palabras son infalibles y deben ser aceptadas por todos los católicos. Dicha infalibilidad no se basa en su inteligencia o en el apoyo de su Iglesia, sino en la inspiración y asistencia del Espíritu Santo. Además, esa incapacidad para equivocarse en cuestiones tan trascendentes está legitimada por las propias palabras de Jesús en la Biblia:

"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos". -Mateo 16:18-19 y también:“El que a vosotros oye, a Mí me oye”(Lc 10,16).

Cuadro donde aparece un Papa

La promesa de Cristo no puede fallar. Estas verdades requieren de los católicos el asentimiento de la fe. Es decir, la virtud sobrenatural de la fe, porque tenemos fe en Cristo y su promesa de enseñar por medio de la Iglesia. Estas verdades obligan a los católicos bajo pena de romper su comunión con la fe verdadera, es decir, bajo amenaza de herejía y la consiguiente excomunión. Ejemplos de definiciones ex cathedra pronunciadas infaliblemente por el Sumo Pontífice han sido:La carta de San León I sobre la Encarnación de Dios en Jesús, el texto de Benedicto XII referente a la visión beatifica, el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen y el dogma de la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al cielo.3

No obstante, con independencia del efecto halo y los dogmas de fe de las distintas religiones en los que cada cual es libre de creer o no, podemos utilizar de forma lógica las opiniones razonadas de los expertos, intelectuales o científicos, para apoyar nuestros pensamientos, aunque sólo cuando dichas opiniones correspondan a temas en los cuales son realmente expertos. Esto es lo que ocurre en trabajos científicos o académicos, como en el caso de tesis doctorales, en donde se recurren a aquellos que anteriormente se han ocupado del asunto tratado en dichos trabajos.

Definición del argumento de autoridad

Hay personas que, por su formación científica o intelectual, son consideradas expertas en diferentes materias (economía, política, biología, sociología, etc.) o temas concretos (energía alternativa, sistema electoral, etc.). Por eso mismo, sus opiniones sobre dichos temas o materias son opiniones autorizadas (tienen lo que los clásicos denominaban auctoritas4). Apoyarnos en las opiniones autorizadas y en las razones de los expertos, cuando nuestros conocimientos sobre esos campos son más limitados (nadie puede hoy abarcar todos los campos o temas que son discutidos) o cuando no tenemos tiempo suficiente, es una forma correcta de argumentar, conocida como "argumentos que apelan a la autoridad". Este tipo de argumento se basa en el sentimiento de respeto que despierta dicha autoridad, no tanto por los cargos que ocupa o por los premios que haya recibido, sino por su carácter de experto en el campo o el tema sobre el que se está debatiendo.

Estructura:

A es un experto y dice que p

Por tanto, debe ser verdad p

Ahora bien, hemos de ser conscientes de que este tipo de argumento no es garantía absoluta de la verdad de lo que se está afirmando (en este caso, p), ya que dicho experto podría estar equivocado. Piensa que hasta principios del siglo XX, los mayores expertos en Física del mundo creían en la existencia de una sustancia material invisible e indetectable bajo ningún método de observación, a la que llamaban el éter. Luego, se demostró su inexistencia: es un claro caso de “ceguera profesional” que sólo se resolvió cuando llegó el amigo Einstein. Mira la historia del éter en los siguientes vídeos:


1. Montserrat Bordes, Las trampas de Circe, p. 217

2. Citado por Fina Pizarro: Aprender a razonar, p. 54

3. Tomado de una página católica: http://www.corazones.org/diccionario/infalibilidad.htm

4. Se entiende por “auctoritas” una forma de prestigio social que procedía del saber, de la valía, de la capacidad moral para emitir opiniones cualificadas que eran valoradas por la comunidad. La “potestas” por el contrario, hacía referencia a la capacidad legal para tomar decisiones, al cargo político que tiene una persona para tomar una decisión, su poder.

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